jueves, 28 de junio de 2012

Baudrillard tenia razón


Allá por 1987 Baudrillard decía que la sociedad se había vuelto una masa neutra, una masa inerte, silenciosa; que carece completamente de significado, es la masa estática. No se mueve, no es fiel a nada, no tiene identidad, ni sentido y rechaza todo significado. Se mueve hacia donde la televisión le indique, se viste como lo indique la moda, cree en lo que las estadísticas digan que hay que creer y siente lo que las mass media le digan que debe de sentir.
Han pasado más de 20 años desde que Baudrillard señaló esto y hoy en México vemos que sigue tan vigente como el día que se dijo.
La clase política y los medios de comunicación tienen la idea que manipulando las encuestas electorales se manipula la idea que tiene la población; generando así un derrotismo anticipado.
Y tienen razón.
Lo que vemos no es un conjunto de ciudadanos eligiendo a su candidato, lo que vemos es una manipulación descarada de los mecanismos de sufragio, las encuestas en los medios de comunicación, todo para poner un candidato como “indiscutible ganador” y muchas personas votaran por él, por el sencillo hecho de que va “ganando” en las encuestas.
No tenemos una población de individuos eligiendo, vemos la masa inerte que busca sentido e identificación en encuestas que les marcan constantemente como deben pensar, con que identificarse.
La triste realidad es que la misma participación ciudadana que vemos no es otro reflejo de la indicación de los mass media que les ordena: ¡Deben interesarse! Solo porque está de moda, moda que sustentara en papel el juego democrático. “Las masas tratan las elecciones políticas como una representación teatral” y como toda representación, termina y la masa volteara al siguiente tema candente, vuelve a su inconformidad callada, a su inercia e inactividad. La masa siempre en busca de nuevos temas, de nuevas emociones. Activismo de 15 minutos sin propuesta ni profundidad.
La masa busca escapar del vacío, de la inamovilidad en la que se encuentra, sin embargo no logra percibir que es esta búsqueda de identidad, en las encuestas, la que anula completamente su voluntad.
Lo que vemos ya no son las masas disciplinadas de la modernidad, ya no vemos al partido único característico de nuestro sistema político, pero en este año de elecciones en México, tampoco vemos una democracia en el sentido ideal de la palabra, ahora vemos el sin sentido de una masa “liberada” que no logra escapar de la falta de su propia identidad, vemos unas “elecciones” muy posmodernas y una masa inerte que ayuda con su apatía natural a realizarlas. Por eso digo: Baudrillard tenía razón. 

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