Allá por 1987 Baudrillard
decía que la sociedad se había vuelto una masa neutra, una masa inerte,
silenciosa; que carece completamente de significado, es la masa estática. No se
mueve, no es fiel a nada, no tiene identidad, ni sentido y rechaza todo significado.
Se mueve hacia donde la televisión le indique, se viste como lo indique la
moda, cree en lo que las estadísticas digan que hay que creer y siente lo que
las mass media le digan que debe de sentir.
Han pasado más
de 20 años desde que Baudrillard señaló esto y hoy en México vemos que sigue
tan vigente como el día que se dijo.
La clase
política y los medios de comunicación tienen la idea que manipulando las
encuestas electorales se manipula la idea que tiene la población; generando así
un derrotismo anticipado.
Y tienen razón.
Lo que vemos no
es un conjunto de ciudadanos eligiendo a su candidato, lo que vemos es una
manipulación descarada de los mecanismos de sufragio, las encuestas en los
medios de comunicación, todo para poner un candidato como “indiscutible
ganador” y muchas personas votaran por él, por el sencillo hecho de que va
“ganando” en las encuestas.
No tenemos una
población de individuos eligiendo, vemos la masa inerte que busca sentido e
identificación en encuestas que les marcan constantemente como deben pensar,
con que identificarse.
La triste
realidad es que la misma participación ciudadana que vemos no es otro reflejo
de la indicación de los mass media que les ordena: ¡Deben interesarse! Solo
porque está de moda, moda que sustentara en papel el juego democrático. “Las masas tratan las elecciones políticas
como una representación teatral” y como toda representación, termina y la
masa volteara al siguiente tema candente, vuelve a su inconformidad callada, a
su inercia e inactividad. La masa siempre en busca de nuevos temas, de nuevas
emociones. Activismo de 15 minutos sin propuesta ni profundidad.
La masa busca
escapar del vacío, de la inamovilidad en la que se encuentra, sin embargo no
logra percibir que es esta búsqueda de identidad, en las encuestas, la que
anula completamente su voluntad.
Lo que vemos ya
no son las masas disciplinadas de la modernidad, ya no vemos al partido único
característico de nuestro sistema político, pero en este año de elecciones en
México, tampoco vemos una democracia en el sentido ideal de la palabra, ahora
vemos el sin sentido de una masa “liberada” que no logra escapar de la falta de
su propia identidad, vemos unas “elecciones” muy posmodernas
y una masa inerte que ayuda con su apatía natural a realizarlas. Por eso digo:
Baudrillard tenía razón.

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