domingo, 15 de agosto de 2010
domingo, 2 de mayo de 2010
Bailarina
(A las mujeres que nos recuerdan aquella canción que olvidamos)
Ahí se encuentra Ella en medio de la calle, las nubes oscuras se alejan pero el concreto aun sigue húmedo; mira hacia la derecha y solo ve a una señora vestida humildemente que camina sin despegar la vista del suelo, cuando levanta su mirada solo es para lanzar envidia y un poco de rencor.
Ella mira hacia la izquierda y ve hombres vestidos de traje, platicando de “temas importantes”, caminando como si fueran importantes, muy decentes se ven, muy caballerosos lucen, pero ella observa en sus ojos la lujuria con que la miran, solo fue un instante, sin embargo ella conoce muy bien esa mirada, la ha visto desde muy joven y muchas veces utilizó ese deseo para sus propios fines.
Es que Ella no es fea, su rostro moreno claro esta sutilmente maquillado para resaltar el tono café de sus ojos y para enmarcar esas bellas facciones con las que nació; su cuerpo es delgado nada exuberante, aun así sus senos son resaltados con el escote de su traje sastre, su cintura solo hace que su falda moldee mejor sus piernas y su peso lo soportan unas zapatillas de diseñador que aun está pagando con su nada despreciable sueldo.
Mira hacia abajo: un charco de agua sucia le devuelve la mirada; ¿es acaso qué siempre se te ve tan triste? Basura amontonada de color luminoso, que ya nadie quiere, que todos han olvidado.
Mira hacia arriba, las nubes se alejan y por primera vez en mucho tiempo ve el cielo tan puro, tan cristalino ¿por qué siempre vemos con añoranza el horizonte? ¿Por qué te hace sentir tan incompleta?
Cierra los ojos justo cuando un avión pasa rasgando el cielo, pero no oye el sonido de las turbinas, no oye los comentarios lascivos de esos jóvenes que pasan en motocicleta, no oye el sonido incesante del motor de carro, los tlaxón, ni el caminar pesado y aburrido de las personas que ven sin observar, oyen sin escuchar y viven sin vivir.
Primero como un leve murmullo, por primera vez desde hace mucho tiempo la oye, va creciendo hasta que la escucha perfectamente: música; esa música que nos unía a lo olvidado, esa música que ahora ignoramos porque reímos sin ser felices, porque tenemos que trabajar en algo que no nos gusta, porque hacemos filas, por pelear por tonterías y ver visiones muertas en un aparato inerte.
Primero suelta su bolsa y sus cosméticos, espejos, credenciales, dinero y demás basura caen al suelo. Con los ojos aun cerrados empieza a mover su cabeza a un ritmo lento, suave; pronto todo su cuerpo empieza a seguir el ritmo olvidado. Los zapatos le estorban, lastiman: se los quita; extiende sus brazos hacia el cielo, aun está tan lejos… y empieza a moverse de lugar, se siente tan ligera, sus pies no sienten la mugre de la banqueta, solo el aire, sus ojos no enfocan las miradas burlonas, los dedos señalándola ya que gira mientras avanza por la calle, gira como una pluma en el viento.
Sigue avanzando, buscando y lo ve; rápidamente corre, brinca, gira, baila con una gracia infinita; en la esquina una niña la señala con asombro, su madre mira a la mujer con reproche por su libertinaje, el hombre la ve con deseo. Ella gira y gira mientras se quita el saco y lo tira al suelo, en ese momento ella los ve, solo por un segundo los ve y les sonríe con felicidad verdadera.
La dulce familia la mira a los ojos, la niña se emociona más y empieza a su vez a bailar, los padres quitan la mirada avergonzados, no saben bien porque pero se avergüenzan de si mismos, pero no se detienen a pensarlo, solamente se retiran de la calle para poder regresar a su placentero olvido.
La Dama que baila sigue moviéndose no puede ni quiere detenerse, ya que el hacerlo significaría olvidar, significaría morir. Continua así hasta que llega a un puente de metal pintado de negro y amarillo en muy mal estado. Cada escalón que sube se siente más ligera, más ágil, más joven; cada escalón es un paso, un giro, un brinco al ritmo de la canción que solo ella puede escuchar, que solo ella quiere oír.
Llega al centro del puente, de golpe se para y con desesperación extiende sus brazos al cielo. Aun está muy lejos. Su respiración es agitada, el sudor cae por su frente empapada, la blusa de esa marca fina ahora lastima su piel.
Mira a su alrededor, casas, autos, edificios a lo lejos: todos parecen tumbas. Sin embargo en el horizonte ve la tumba más alta, negra y soberbia ¡ahí es! Olvidando el cansancio empieza a bailar casi frenéticamente, gira, brinca, extiende su cuerpo, sus brazos se extienden como si fueran alas hacia cielo y su cabello se mueve hipnotizando a los observadores pasivos que la ven alejarse.
¿Cuánto tiempo ha pasado? No lo sabe, solo siente el latir de su corazón, solo oye la música en sus oídos y el viento en su cuerpo.
El sol se oculta, plasmando de purpura, rosa, rojo y azul las nubes que aún quedan en el cielo ¡es tan bello ese atardecer!
Nadie la detuvo, nadie dijo nada, nadie la acompaño en su baile. Cuando entró al edificio solo la miraron extrañados, confundidos, todos se apartaban como si vieran algo sagrado que no alcanzaban a comprender. Sube cada escalón, de cada piso de la soberbia tumba sin perder su gracia, su belleza, es poesía hecha baile, se ha convertido en algo divino.
De un salto llega a la azotea y pareciera que todo el mundo se detuvo con ella; su cuerpo está agitado, toda su piel está bañada en sudor, en el horizonte se ve el sol ocultándose, el multicolor del cielo sonríe con felicidad; las estrellas se empiezan a ver y Venus rige los cielos. Primero un paso lento, tobillo y planta de pie; luego el otro; se desprende de sus ropas: primero la blusa, la falda cuesta trabajo pero se la quita mientras aumenta la velocidad de sus pasos, solo un pequeño acorde de su cuerpo y empieza a bailar de nuevo. Ya desnuda empieza a girar, a brincar y a bailar, rápido, rápido, más rápido, cada vez más rápido…. vuela
Su cuerpo se hace luz, la música la atrapa con los brazos extendidos; se desintegra.
Ahora es una con las estrellas…
martes, 27 de abril de 2010
Bella visión (recuerdos de viejos sueños)
Bella visión, que caminas por la vida
Cotizando tu sonrisa
Mirame, atraviésame con la profundidad de tus ojos
Halágame y dime que te gusta estar a mi lado
Muéstrame el enigma que tan celosamente encierras
Muéstrame la belleza que encierras
Acaso es pecado decir lo que siento?
Acaso es pecado decir lo hermosa que te encuentro
“tengo muchos defectos” dices
Y yo te contesto
“Acaso el mundo no los tiene?”
Y no por eso dejas de maravillarte con la puesta del Sol
Con el verde del pasto
Con la oscuridad de la noche
Cada defecto que dices tener
Es algo tan efímero
Que se avergüenza con las virtudes que tienes
Mirame
conoceme
Honrame
Hablame
Considerame un amigo
Considerame…. Una persona que de ti se podría enamorar……
Hablando de amor...
Había muchas cosas que no entendía ¿por qué usaba todo eso encima? Yo creo que se veía mal, pero a él no parecía inmutarle ¿por qué siempre estaba viendo con tanto orgullo esa pantalla inmensa? Tengo que reconocer que luego me sentía celosa ya que parecía que competía con ella por su atención.
Aun recuerdo un día que llego arrastrándose, fui a recibirlo como siempre cuando note que algo no estaba bien, él apenas podía estar en pie, su postura siempre imponente y fuerte se veía tan débil, lo único que pude hacer al ver que se caía sobre su propio peso fue darle un beso, él me miro y sonrío, se levanto como pudo y fue al teléfono, supongo, para pedir ayuda. Me sentí tan impotente, pero de alguna manera me gusta pensar que lo ayude con el beso que le di… es curioso que ahora me acuerde de ese día.
Al poco tiempo ya estaba mejor, su postura seguía siendo la de grandeza, su debilidad se notaba, pero iba mejorando poco a poco. Yo le ayudaba en lo que podía, cuidaba el hogar, no hacia tiradero pero aun así esa fue una batalla que tuvo que ganar solo.
Al verlo podía sentir que toda mi vida había estado con él, podía sentir lo que es el amor verdadero, no había nada que nos separara, nada en este mundo me alejaría de él…de mi familia. Hasta que llegó el día que me demostró que estaba equivocada. Y que sentir tan fuerte sentimiento no está permitido en este mundo.
Él estaba sentado mientras observaba esa monstruosidad plana que ocupaba la mitad de la pared de la sala, a mi como no me gusta ver tantas imágenes brillantes solo estaba recostada a su lado. Alguien toco a la puerta y sentí que algo no estaba bien, pero a él no le importo y abrió la puerta.
Recuerdas cuando estas a la mitad de la noche tranquila y de pronto un rayo ilumina toda la habitación, tu gritas de miedo, pero al terminar de gritar todo ha terminado ya. Así recuerdo los siguientes segundos.
Empezó con un ruido estridente, el más fuerte que había oído en toda mi vida y vi como él caía como un muñeco de trapo, El Cazador entro apuntando el arma ejecutora, su rostro no tenía furia, odio, ni siquiera emoción por la caza, era fría calculadora; dio unos pasos y volví a oír ese ruido ensordecedor.
Fue un impulso, algo me hizo lanzarme contra El Cazador e intentar dar una batalla que sabía de antemano estaba perdida, pero no podía quedarme sin hacer nada, no podía huir, solo lanzarme con un grito de guerra a lo que sería mi fin, todo en pos de la única persona que me había amado en toda mi vida.
El Cazador oyó mis gritos y note una emoción en sus ojos, se divertía, no… era desprecio; eso me enfureció más y corrí con más fuerza. Pero no fue suficiente, el sonido de muerte volvió a oírse y el fuego me atravesó ¿Dónde? El dolor lo sentía en todo el cuerpo hasta la inconsciencia, solo podía sentir como salía mi sangre por el agujero que el cazador me había hecho, solo podía oír mis propios llantos de dolor, de impotencia y sufrimiento por ser tan inútil para él.
Y así como empezó, terminó; El Cazador salió después de herirme. Yo solo podía ver a mi familia aferrándose a cada respiro a cada momento, sin importarme el dolor me arrastre hacia él, tenía que estar con él ¡era mi deber! atravesé la sangre que se acumulaba a su alrededor, no me gustaba mojarme pero en ese momento no podía pensar en otra cosa que en estar con él, al fin llegue a su lado e hice lo único que podía hacer: besarle la mano. Él me miro con una ternura que nunca podre describir y yo le bese la mano con mayor frenesí, él me acaricio débilmente atrás de la oreja y movió los labios para decir algo que no pude oír. Y así como en las noches muy largas sus ojos se cerraron para poder dormir.
Desde entonces he esperado que él, mi familia, mi todo se despierte; no lo ha hecho y no creo que lo haga, pero yo sigo esperando ¿qué más podría hacer? ¿A dónde podría ir? No, mi lugar está con él.
Ha pasado una eternidad y mi herida no ha sanado, la comida se acabo, el agua se seco, pero hoy como cada día me quedo a su lado, beso su mano y su rostro; espero a que el despierte, espero que se levante y juegue conmigo, que me levante y me abrace, que me acaricie.
martes, 6 de abril de 2010
“·y los justos ganaran la guerra….”
Y en un momento todo termino…
El sol nuevamente gobernaba en el alto cielo, los animales nocturnos dormían y los diurnos salían a buscar comida. Las personas se dirigían a su labor, todo estaba en la normalidad.
Pero a lo lejos estaba él caminando ajeno a todo, no le importaba la sangre en su ropa o rostro, no le importaba las miradas sorprendidas de los habitantes de “la aldea” solo le importaba cumplir con su misión. Era lo único que ahora tenía sentido.
Para que pensar en el horror de la guerra, para que pensar en la sangre inocente que se secaba en sus manos temblorosas, no importaba que las lagrimas nublaran su visión y la boca seca quemara sus labios marchitos; ni siquiera importaba el dolor abrasante de su vientre o su hombro; lo único importante era llegar con ella, cumplir su misión y poder estar en paz.
El sol quemaba sus brazos y sus pies flaqueaban después de tanto caminar, sin embargo por fin llegaba a la entrada de “La aldea” ahí estaba ella: hermosa con su vestido blanco y su cabello fino y sedoso al aire. Como pudo el mensajero camino hacia ella acelerando el paso, su cuerpo desecho no le permitía caminar sin tropezarse pero ya podía verla. Ella confundida parecía verlo pero veía más allá ¿por qué no viene a ayudarme? Se preguntaba destruido.
Al llegar a ella sus piernas adoloridas y moreteadas no pudieron más y se derrumbo hincando a sus pies ella la veía con benevolencia decepcionada. Se alegraba de verlo, pero ¿por qué no me abraza? Las lágrimas volvieron a asomarse. “No pienses en eso… cumple tu misión”
El mensajero saco un anillo manchado de sangre, tomo la cadena rota que lo sostenía y sin parase se lo ofreció a ella, sin mirarla, a manera de disculpa.
Primero una lágrima solitaria salió de los ojos miel de la dama, no necesito palabras, la sola presencia del anillo era más doloroso que explicaciones vacías. La dama tomo el anillo y lo llevo a su pecho un suspiro involuntario salió de lo más profundo de su alma, luego otro. Luego no pudo resistir más y lloro desgarradoramente todos en “La aldea” la oyeron y supieron lo que significaba: su campeón había muerto. Sin poder resistirlo más se derrumbo junto al mensajero. Su cuerpo ardía de dolor, un dolor indescriptible de saber que estaba sola en el mundo, el dolor de haber perdido a su amor, a su campeón. Se retorcía en cuerpo y alma, gritaba de desesperación mientras abrazaba lo único que había quedado de él.
El mensajero, había cumplido su misión y veía a la dama revolcarse entre el polvo quería consolarla abrazarla pero no se atrevía, su mano se acerco al hombro de ella, con un movimiento violento ella lo alejo. Por un momento él lo vio, vio el reproche en sus ojos y supo que todo había sido en vano. Nunca sería su dama….
Le pidió un último esfuerzo a su cuerpo y dejo sola en su dolor a la dama.
No había obtenido la paz que tanto anhelaba, no tenía nada, había perdido al campeón, a la dama y era el ultimo que quedaba, pronto ellos vendrían a terminar su misión y todo habría sido por nada….
“Dejo esta carta para disculparme con todos, la caída de todo lo que aman es por mi culpa, por un momento creí que si él no volvía ella seria mía ¡que tonto fui! Él era mi mejor amigo, él era el único que me entendía, pero aun así lo traicione por una oportunidad, una esperanza para estar con ella ¡no era justo! Yo la amaba desde antes que él la conociera, pero ella lo miro a él, cómo era posible eso… yo siempre la apoye, siempre estuve con ella y ahora no escucho más que su lamento y su dolor me pesa más que mis heridas… pronto moriré y a nadie le importa, todos siguen recordándolo, moriré solo y el único que me podría acompañar murió por mi mano, no por la del enemigo…lo siento…en verdad lo siento”
Y en un momento todo termino…
