martes, 27 de abril de 2010

Hablando de amor...

Dedicado a Tamara

Tengo hambre, hace mucho que no me sentía así, siempre que quería la comida estaba servida, el agua era abundante, mi cama era caliente y por las noches no pasaba frio; claro, mi vida no era perfecta, luego me aburría mucho y no soy de las que salen mucho o tienen muchos amigos, pero no era necesario en él tenía toda la familia que necesitaba, a pesar de estar siempre ocupado siempre podía contar con una mirada, una sonrisa, alguna caricia que me recordaba que estábamos en el mismo lado, que podía contar con él cada que lo necesitara.

Había muchas cosas que no entendía ¿por qué usaba todo eso encima? Yo creo que se veía mal, pero a él no parecía inmutarle ¿por qué siempre estaba viendo con tanto orgullo esa pantalla inmensa? Tengo que reconocer que luego me sentía celosa ya que parecía que competía con ella por su atención.

Aun recuerdo un día que llego arrastrándose, fui a recibirlo como siempre cuando note que algo no estaba bien, él apenas podía estar en pie, su postura siempre imponente y fuerte se veía tan débil, lo único que pude hacer al ver que se caía sobre su propio peso fue darle un beso, él me miro y sonrío, se levanto como pudo y fue al teléfono, supongo, para pedir ayuda. Me sentí tan impotente, pero de alguna manera me gusta pensar que lo ayude con el beso que le di… es curioso que ahora me acuerde de ese día.

Al poco tiempo ya estaba mejor, su postura seguía siendo la de grandeza, su debilidad se notaba, pero iba mejorando poco a poco. Yo le ayudaba en lo que podía, cuidaba el hogar, no hacia tiradero pero aun así esa fue una batalla que tuvo que ganar solo.

Al verlo podía sentir que toda mi vida había estado con él, podía sentir lo que es el amor verdadero, no había nada que nos separara, nada en este mundo me alejaría de él…de mi familia. Hasta que llegó el día que me demostró que estaba equivocada. Y que sentir tan fuerte sentimiento no está permitido en este mundo.

Él estaba sentado mientras observaba esa monstruosidad plana que ocupaba la mitad de la pared de la sala, a mi como no me gusta ver tantas imágenes brillantes solo estaba recostada a su lado. Alguien toco a la puerta y sentí que algo no estaba bien, pero a él no le importo y abrió la puerta.

Recuerdas cuando estas a la mitad de la noche tranquila y de pronto un rayo ilumina toda la habitación, tu gritas de miedo, pero al terminar de gritar todo ha terminado ya. Así recuerdo los siguientes segundos.

Empezó con un ruido estridente, el más fuerte que había oído en toda mi vida y vi como él caía como un muñeco de trapo, El Cazador entro apuntando el arma ejecutora, su rostro no tenía furia, odio, ni siquiera emoción por la caza, era fría calculadora; dio unos pasos y volví a oír ese ruido ensordecedor.

Fue un impulso, algo me hizo lanzarme contra El Cazador e intentar dar una batalla que sabía de antemano estaba perdida, pero no podía quedarme sin hacer nada, no podía huir, solo lanzarme con un grito de guerra a lo que sería mi fin, todo en pos de la única persona que me había amado en toda mi vida.

El Cazador oyó mis gritos y note una emoción en sus ojos, se divertía, no… era desprecio; eso me enfureció más y corrí con más fuerza. Pero no fue suficiente, el sonido de muerte volvió a oírse y el fuego me atravesó ¿Dónde? El dolor lo sentía en todo el cuerpo hasta la inconsciencia, solo podía sentir como salía mi sangre por el agujero que el cazador me había hecho, solo podía oír mis propios llantos de dolor, de impotencia y sufrimiento por ser tan inútil para él.

Y así como empezó, terminó; El Cazador salió después de herirme. Yo solo podía ver a mi familia aferrándose a cada respiro a cada momento, sin importarme el dolor me arrastre hacia él, tenía que estar con él ¡era mi deber! atravesé la sangre que se acumulaba a su alrededor, no me gustaba mojarme pero en ese momento no podía pensar en otra cosa que en estar con él, al fin llegue a su lado e hice lo único que podía hacer: besarle la mano. Él me miro con una ternura que nunca podre describir y yo le bese la mano con mayor frenesí, él me acaricio débilmente atrás de la oreja y movió los labios para decir algo que no pude oír. Y así como en las noches muy largas sus ojos se cerraron para poder dormir.

Desde entonces he esperado que él, mi familia, mi todo se despierte; no lo ha hecho y no creo que lo haga, pero yo sigo esperando ¿qué más podría hacer? ¿A dónde podría ir? No, mi lugar está con él.

Ha pasado una eternidad y mi herida no ha sanado, la comida se acabo, el agua se seco, pero hoy como cada día me quedo a su lado, beso su mano y su rostro; espero a que el despierte, espero que se levante y juegue conmigo, que me levante y me abrace, que me acaricie.

Me siento cansada, respirar es difícil, creo que dormiré un poco y tal vez en el reino de los sueño pueda estar con él. Estoy cerrando los ojos tal como él lo hizo… ¿amo estas ahí?

2 comentarios:

Unknown dijo...


De las 3 entradas que he leído, esta es la que mas me gusta, o la que considero menos mala, no recuerdo muy bien; Te diría que se le puede dar una interpretación misógina a esta entrada puesto que la gente que no te conozca no sabe que tu perra se llama Tamara y que le profesas un gran cariño, pero seamos realistas ni siquiera los que te conocemos checamos tu blog, menos aun gente que no te conoce.

Por otro lado proyectas una enorme necesidad de contención emocional, pero supongo que pasa como parte del reconocimiento hacia Tamara, aunque no me explico del todo, hacer este escrito a que narcisismo responde? al tuyo o al de ella...

Andres Ortiz dijo...

este blog no es para hacerme famoso ni mucho menos, solo espero que la banda lea mis cuentos no más y ese es el chiste, que saque de onda en el lector, digo si ves misoginia no sé, yo se lo dedique a mi perra jajaja.
Y definitivamente es para el narciso de ella.